Capítulo 42.
POV SCARLET (Fin de semana siguiente)
Echo y echo cosas en el carro del
supermercado para la fiesta de por la noche. Que sí cervezas
normales para la gente que mas le gusta que si cervezas con un toque
de limón para los que son más parecidos a mí. Patatas, frutos
secos, nachos y salsa para estos, pizzas para cortarlas en trozos y
servirlas...
-Te sería más barato comprar el
supermercado entero.
-Si me prostituyo para pagarlo lo mismo
podría.
-Me gusta compartir pero no tanto.-
cierra sus manos por delante de mi cintura y me da un beso en la
mejilla.
-Ahora nada, ya me has tentado a
comprarme el supermercado entero.
-No volveré a meterme contigo.
-Perfecto. ¿Cacahuetes solos o con
miel?- le enseño ambas bolsas, se encoje de hombros. Tiro los dos al
carro y encesto.
-Tenemos que ir a por una tarta. Ya
sabes, por aquello de que mañana es tu cumpleaños.
-La de queso con frambuesa.
Me mira extrañado, llevo todo el rato
pensando en los demás y con la tarta no he dudado en ningún
momento. ¿Qué pasa? Mi tarta es sagrada. Agarro su mano y volvemos
hasta el carro. Nos paramos en los congeladores de tartas, bizcochos
y helados. La cojo sin pensar y es lo último que entra en la compra.
-Oye, ¿cómo va lo de Marie?
-Pues, he hablado con Ashton. Al
principio también parecía molesto por haberse callado lo de Calum
pero en realidad la entiendo, yo no estoy enfadado con ella. Quiero
decir, se que podría haber sido peor pero no lo fue y Luke se pasó
demasiado. Me contó lo que le dijo cuando se entero y... creo que no
lo hizo nada bien.
-¿Qué le dijo?
-Algo como que se podía ir olvidando
de él.
-Joder.
-Sí, joder. Después de lo de su
amnesia... no se como pudo ser capaz. Pero, en fin, la gente dice
tantas cosas sin pensar.
-23 con 65- la voz de la chica de la
caja me saca de la conversación con Michael. Mierda solo tengo 20.
Saco el dinero y ella espera con la palma de la mano abierta. Le miro
a él muerta de vergüenza, de verdad que odio que me pasen estas
cosas.
-Quédate aquí, voy a cambiar la tarta
por la de chocolate, es menos elaborada y más barata.- cojo la de
queso con prácticamente todo el dolor de mi corazón, porque de
verdad que es mi favorita.
Rueda los ojos y abre las piernas para
impedirme en paso, choco con su pecho y refunfuño. Me la quita de
las manos y la deja donde estaba. Saca la cartera y añade a la mano
de la cajera un billete de 10, tras esto guarda el cambio. Metemos
las cosas en las bolsas y le adelanto andando por la acera.
-¿Tienes prisa?- llega a mi altura,
aprieto mis labios.- Vamos, no seas tonta, no han sido ni 4 dolares.
-No, Michael, es que después de esos 4
vienen más y más y no quiero dejarte, no tienes que pagarme nada.
Hubiera cambiado la tarta y simple.
-¿Cómo que simple? ¿Te crees que no
me he dado cuenta de que es tu favorita y quieres esa? Venga ya, ¿qué
problema tienes con aceptar cosas de los demás?
-Pues que me incomoda.
-Pues que deje de incomodarte.
-Pues no.
-No pienso hacerte caso.
-Ugh, que cosa más idiota de hombre.
-¿Me acabas de llamar idiota?
-Sí- no lo evito y se me escapa la
sonrisa ante su cara de puro dramatismo exagerado.-¿no te ha quedado
claro? Llevo el estuche en mi mochila, te lo pinto con permanente en
la espalda si quieres.
-Atrevete y te faltan escaleras para
correr cuando lleguemos a mi casa.
Mi mira esperando a que el reto empiece
a divagar por mi mente. Me muerdo el labio aguantándome las ganas de
hacerlo, no se cuanto tiempo tiene la camiseta blanca que lleva como
para que le de igual pintarla o no.
-Uy, que cobarde.
Entorno los ojos y le doy las bolsas.
Rebusco por mi mochila y cuando saco el rotulador de punta gorda lo
sostengo en la boca y vuelvo a colgarme la cartera. Pruebo a pintar
en mi mano, pinta estupendamente. Sujeto su camiseta y con lentitud
para no hacer manchurrones escribo un enorme “IDIOT” en color
rojo.
…
-Perfecto, pequeña. Me voy a divertir
mucho.- Escucho tras dejas las bolsas en la mesa de la cocina, él me
imita.
-¿Oye, cómo que pequeña? ¡No me
robes los motes!
Me apoyo en el frigorífico soltando un
bufido. Mala idea. Se acerca a mí de manera intimidante y deshace mi
cruce de brazos. Hace chocar nuestras frentes obligándome a mirar
hacia arriba cuando queda a una altura algo superior, noto mi
respiración descompasada. Sus cálidos labios comienzan a marcar su
territorio por mi cuello y aprieta mis muñecas inmovilizándome.
Balancea sus caderas contra las mías y mi trasero se pega más a la
superficie lisa del refrigerador. Dios mio, que calor.
-¿Sigo siendo un idiota, preciosa?
Sube una mano a mi pelo acariciando
unos cuantos mechones, me aprovecho de la situación con la poquita
cordura que me queda pasando la mano sobre el bolsillo trasero de su
pantalón y agarrándole del culo para pegarle más a mi. Escucho su
risa cuando me besa en la mejilla y decido hacerle rabiar un poquito.
Suelta mi otra mano y agarro su cara, finjo que voy a besarle y
atrapo su labio inferior dando un pequeño mordisco. Le aparto de un
empujón y salgo corriendo hasta el salón. No tarda mucho en llegar
y atraparme, me tira contra el sofá quedándose encima. Esta vez le
beso con cariño, intentando trasmitirle cuanto quiero que me haga
suya.
POV CALUM
Me toco la mandíbula frente al espejo,
ya no parece quedar mucho del hinchazón del labio y cada vez va a
menos el dolor de estómago, lo único que sigue molestándome es la
muñeca. La escayola me llega hasta mitad del antebrazo y acaba entre
mis dedos índice y pulgar. Intento peinarme y sujeto el cepillo de
dientes entre dos dedos de la mano vendada como puedo para echar el
dentífrico. Me lavo los dientes y termino de vestirme eligiendo una
camiseta roja y negra del armario.
Mi hermana está sentada en el sofá
con un libro de geografía y un café. ¿Ella no quedó con Marie
antes del accidente para algo de un trabajo sobre eso? Que raro que
entonces no esté por aquí, tengo que hablar con Marie pronto.
-¿Mali, ese trabajo no lo hacías con
Marie?
-No, era por separado, solo habíamos
quedado para aclarar dudas juntas.- ni si quiera me mira mientras lo
dice.
-¿Y por qué no le dices que venga? Yo
creo que le vendrá bien, la pobre tiene que tener un montón de
cosas atrasadas en clase.
-Me da igual.
-¿Qué estás diciendo?- nunca había
visto así de borde a mi hermana.
-Estoy diciendo que no quiero saber
nada de ella y tu tampoco deberías, ¿se puede saber cómo sigues
siendo su amigo después de lo que te hizo?
-¿Qué me hizo si se puede saber?
-Pues dejar que te dieran una paliza,
¿estás tonto o que?
-Bueno, ¿y qué? Yo le pedí que no
dijera nada.
-Y está mal precisamente por ello.
-Claro, ¿te has parado a preguntarle
por qué lo hacía?
-Yo no quiero volver a hablar con esa.
-Pues peor para ti. Me hace gracia que
vayas de hermana mayor responsable y luego no seas capaz de hablar
con alguien de manera civilizada, enterate ya, tenía que pasar lo
que pasó y punto. Y me voy, dile a papá y mamá que como fuera y
que vendré tarde, celebramos el cumple de una amiga.
-Oye- se levanta y viene hacia la
puerta.
-¿Qué?
-Hm, Kevin ha vuelto a ir a algunas
clases y bueno... que está muy cerca de ella. No me fio, ¿vale?
Díselo a Luke.- ruedo los ojos y asiento. A veces llegas a ser muy
orgullosa, hermanita.
Cuando llego a casa de Allison lleno su
ventana de whatsapp de símbolos graciosos acompañados de un
mensaje: “Estoy aquí, ¿bajas o subo y te secuestro? Podría
hacerlo.” Ando de un lado a otro esperando en la acera y por fin
sale de casa. Lleva unos cortos pantalones vaqueros con una camiseta
oscura, también una fina chaqueta marrón claro. Llega hasta mi y se
pone de puntillas para darme un abrazo. Doy un beso en su frente y
tiro de su mano confesándole el plan que tengo para hoy.
-Nos vamos a ir a comer, donde
prefieras.
-Me da igual mientras haya pasta o
pizza.
-Pues que sean ambas, no seré yo quien
reniegue por comer pizza.
-¿Cómo va tu muñeca?
-Podría estar mejor, y no veas como
pica bajo las vendas. Es horrible e incómodo
-Ugh.
-Sí, pero bueno, da igual.
-Espero que ese cabrón lo pague muy
caro, en serio.- dice enfadada.
-Ni lo menciones. Ya no está, ¿vale?
No voy a dejar que nada más te haga daño y menos otro como ese. Si
no fuera por que tenía que verse la grabación de como me pegaba le
habría partido la cara.
-Te creo, hasta yo me veo con fuerzas
para patearle el culo.
Camino a su lado por la avenida hasta
encontrar un restaurante italiano, algo perfecto para lo que
buscamos. Nos sentamos en uno de esos asientos acolchados, me pongo a
su lado y apoyo mis codos en la mesa. No tarda mucho en notar mi
preocupación, y no se como voy a decirle nada si me pregunta.
Suspira e intento poner una sonrisa ancha, ella me mira dubitativa.
-¿Todo bien?- pregunta agarrando mi
mano cuando el camarero se va con nuestro pedido anotado.
-Sí, sí, no pasa nada.
-¿Quieres saber lo que ha pasado con
él verdad?
¿En serio? Dios, sal de mi cabeza,
Allison. Sí, mil veces sí. Pero no se hasta donde quiero escuchar
sobre lo que haya pasado, ni se como sacarle el tema.
-Si tu me lo quieres contar.
-Sí, claro, ¿por qué no debería
decírtelo? Además, es algo genial.- pero bueno, ¿cómo que genial?
Juro que no entiendo nada.
-Eh... ¿se supone que tengo que estar
bien si me dices eso?
-Pues claro, ¿cómo si no?... Un
momento, ¿tú de que estás hablando?
-No, ¿de que estás hablando tú?
-Pues, de que el padre de Johnny lo ha
metido en un reformatorio y que no le vamos a ver la cara en una
larga temporada. Eso es algo genial.- abro la boca de par en par.
-Ah... esto. Sí, claro, joder eso es
la hostia. Que se pudra alllí dentro.
-¿Tú a que te estabas refiriendo?
Me mira con unos ojos tan inocentes que
tengo que tragar saliva cuando me doy cuenta de que no dejo de
mirarlos. Aparto la vista de ella y me pongo a juguetear con la cesta
del pan.
-A nada, no importa.
-Sí, claro que importa. Dímelo. ¿Qué
te pasa?
-No tengo derecho a preguntártelo.
-Tienes derecho a preguntarme lo que
quieras, después de todo lo que has hecho creo que tienes derecho a
cuantas explicaciones necesites.
-Yo es que...- resoplo y me atrevo a
volver a posar mis ojos en ella- Allison, ¿hasta dónde te hizo
llegar ese tio?
Abre los ojos y agarra las manchas de
su chaqueta. Desvía la mirada hacia la mesa y respira hondo.
-¿Ves como no tenía que preguntarte
nada?
-No, está bien. Es muy lógico que lo
quieres saber de verdad. A fin de cuentas yo estaba contigo, y voy a
seguir estándolo.- dice entre la afirmación y la pregunta.
-Claro que sí.
-Vale. Pues, nunca le dejé hacer nada.
Quiero decir- coge una bocanada de aire- fue un baboso y lo intentó,
pero nunca permití que pasara a mayores. Seguramente podría haberme
seguido amenazando pero se ve que todavía le quedaba alguna parte
humana y racional, quien sabe. En cualquier caso doy gracias al cielo
porque no lo hiciera, yo no quería que me tocase.- acaricio su brazo
y lo aparta de sopetón por no esperarlo.- Perdón, me has pillado
desprevenida.- lo vuelve a poner sobre la mesa y me deja agarrarla.-
Odiaba que hablara de ti, incluso cuanto tu me evitabas. No tenía
derecho y menos a decir cosas malas.
-Ven aquí, por favor.
Levanto mi brazo y pega su cara a la
parte superior de mi pecho. La abrazo apretándola contra mí. Ponen
el primer plato en la mesa, una pizza de peperoni y con los bordes
rellenos de queso. Me llevo un trozo a la boca y muerdo el borde,
quema bastante y dejo el hilo de queso fundido haciendo camino desde
mi boca hasta el plato. Lo corto con el dedo y termino de comérmelo.
Ella está observando la escena y riéndose. Me doy aire en la boca
con la mano intentando que queme menos.
-Oye no te quedes ahí burlándote de
mi. Que mala.
-¿Y qué hago? ¿Soplo? Es que estás
muy gracioso.
-Pues podrías.
Me agarra de los mofletes y sopla hacia
mis labios, no me alivia mucho pero algo hace. Se que me he quedado
con cara de tonto. Me echo hacia delante y beso sus labios, es la
primera vez que un beso me sabe a queso fundido y me encanta.
Terminamos de devorar juntos la pizza mediana y nos traen dos platos
de pasta con una salsa bastante rica. No dudamos en seguir comiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario